En la anterior entrada titulada: ¿Por qué el cielo de la Tierra es azul? hablábamos de cómo los rayos de luz "rebotan" contra las partículas atmosféricas.
No obstante, usábamos el termino "rebotar" sólo para hacer la explicación más comprensible.
En realidad las partículas atmosféricas son tan pequeñas que no pueden comportarse como un "espejo".
Así que no hay "rebote" como tal.
Cuando las ondas electromagnéticas (los rayos de luz) llegan a hasta estas partículas son absorbidas y retenidas durante un breve periodo de tiempo y después esparcidas por todas las direcciones y por eso la luz que llega hasta nosotros parece, también, que viene de todas las direcciones.
Las de onda larga (rojo, naranja, etc) con poco grado de dispersión siguen en dirección a la superficie terrestre; las de onda corta (azul, violeta, añil) con un mayor grado de dispersión irán en dirección a otras partículas atmosféricas y luego a otras, y a otras...y así hasta que, finalmente, se dirijan, también, hacia la superficie terrestre.
A este fenómeno, en física, se le denomina: LA DISPERSIÓN DE RAYLEIGH, en honor al físico que la descubrió (el Barón de Rayleigh).
No obstante, este proceso se realiza así, en La Tierra, porque el grosor de nuestra atmósfera "es el que es".
Si tuviese algo más de grosor, el color verde sufriría un grado mayor de dispersión, antes de conseguir atravesarla, y veríamos el cielo más blanquecino.
Si aumentara, el citado grosor, le ocurriría lo mismo al color amarillo, y veríamos el cielo más blanquecino todavía y los mismo le pasaría al rosa si aún aumentara más.
En este caso, sólo el color rojo entraría, prácticamente derecho, a la superficie terrestre coloreando de rojo lo que encuentre a su paso.
Y esta es la razón por la que, al amanecer y al atardecer, vemos las nubes rojizas.
Porque a primera, y a última, hora del día los rayos del Sol entran oblicuos a la atmósfera y atraviesan más sección y es como si la atmósfera hubiera ensanchado.
Pero, entonces ¿por qué vemos las nubes de color blanco? Pues porque las nubes contienen gotitas de agua que tienen un tamaño considerablemente mayor que el de las partículas atmosféricas y funcionan como espejos.
Aquí el rayo de luz al completo (luz integral blanca) rebota en las gotas de agua y llega, tal cual, a la superficie terrestre.
A este otro tipo de dispersión se le denomina DISPERSIÓN DE MIE, en honor, también, al científico que la describió por primera vez (Gustavo Mie).
Y...de noche. En principio, como la luz del Sol no llega a la parte de atmósfera que vemos esta no se ilumina.
Pero algunos científicos de renombre creen que este no debería ser así y que durante las horas nocturnas el cielo debiera, también, estar iluminado.
En fin este es un tema que da mucho de sí y lo trataremos en otro artículo titulado: LA PARADOJA DE OLBERS.
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